Hace ya años, cuando conocí a la que hoy en día es mi mujer, descubrí las morcillas de León. Me pareció un producto muy rico y con multitud de posibilidades en cuando a elaboraciones distintas, así que me aficione a ellas. Tan sencillo como cocerlas, sacar su carne de la tripa y untarla en una buena rebanada de pan de pueblo ya es un manjar.
Mis suegros y mi mujer son de un pueblo de León llamado La Pola de Gordón, y desde el primer día que entre en esa casa, las morcillas que usaban y se gastaban siempre eran estas, las morcillas de Morvega. Mi suegra siempre me decía que eran las mejores, con los años lo pude comprobar en mis propias carnes, bueno mas bien, en mi propio paladar. Suaves, muy picadito el relleno sin encontrar ningún trozo de cebolla o sebo en la boca, y con ese rico toquecito picante… Solo de hablar de ellas ya se me hace la boca agua. Tal es así, que ahora cada vez que vamos a ir llamamos y le encargamos unas cuantas para traérnoslas a Madrid, donde ya las estoy haciendo famosas también.
Bueno, pues fue hace cosa de un mes cuando recibí en Facebook una solicitud de amistad de morcillas de Morvega, en un principio me dije a mi mismo -mira que casualidad-. Como mi curiosidad fue a más, le puse un mensaje preguntando como habían llegado hasta mi, hasta un humilde cocinillas como yo. Entonces fue cuando conocí al gran Jesús, el dueño de la fabrica y me estuvo contando que buscando por Internet encontró mi receta de Magdalenas de morcilla,(http://www.cacocinas.com/magdalenas-de-morcilla-de-leon-con/) elaborada con sus morcillas, lo cual le hizo gran ilusión y decidió contactar conmigo ya que le gustaban las cosas que hacia.
Ahí comenzó un vinculo, el cual propicio que este fin de semana que fui a León, hablara con él y me invitara a conocer su fabrica y a ver como elaboraban sus productos, así que cogí el coche y me fui a Sahelices de Sabero.

Esta fábrica lleva desde 1922 de generación en generación fabricando morcillas, fue la abuela
Josefa la que en su tienda de ultramarinos empieza a elaborarlas para su pequeña clientela. En esas fechas, todo el mundo en los pueblos se hacían sus morcillas, pero poco a poco fue creciendo la demanda y la producción. Con el paso del tiempo se sigue respetando el mismo método y los mismos ingredientes para la elaboración que hace casi 90 años, pero por las necesidades de producción y los controles de sanidad y calidad, la fábrica se ha ido modernizando incluyendo nueva maquinaria en las segundas y terceras generaciones.
Hoy en día según me cuanta Jesús, su producción anda entorno a las 90-95 toneladas anuales. Para que os hagáis una idea cada 4 morcillas mas o menos son un kilo..¡¡¡Venden morcilla eh!!!!
Como pude comprobar se siguen haciendo con ingredientes totalmente naturales seleccionados y escogidos con el mismo mimo que hace 80 años, sin colorantes ni conservantes. Sus ingredientes son: Sangre, cebolla, pan, sebo, pimentón, ajo y sal. Su venta se produce en dos formatos: En tripa natural o en tarros de cristal, opción que se lleva a cabo desde hace unos años por temas de logística y durabilidad.

Todo comienza en esta máquina que es la encargada de picar la cebolla y el pan.
De ahí pasa junto a la grasa que se pica en una pequeña picadora aparte los ingredientes a la máquina mezcladora, donde se le añaden el resto de ingredientes.
Ahora con ayuda del caldero con ruedas se lleva el relleno a esta máquina que es la encargada de embutirlo en la tripa natural. El proceso se realiza manualmente.

Una vez embutidas en las tripas, se van colgando en un carro y se llevan a este horno de vapor que sera el encargado de cocerlas. El proceso y el tiempo esta regulado por una pequeña sonda que se introduce dentro de una de las morcillas, dejando incluso registrado tiempos, temperaturas, etc.. para posibles controles de sanidad o calidad. el resultado final es este.

Aquí estoy yo con Jesús, dueño de la fábrica, y con sus preciadas morcillas.
Si el formato escogido es el tarro de cristal, se llena y luego se meten a cocer en esta especie de olla gigante que se encarga de cocer y pasterizar para que tengan mayor durabilidad.
Aquí también el proceso con las variantes de tiempo, temperaturas, etc.. quedan registrados en esta especie de disco tacógrafo.
Bueno pues una vez visto el proceso, como podéis comprobar fácil y bastante artesanal a pesar de tener maquinaria para facilitar el trabajo, tuvimos una larga charla con Jesús, el dueño de la fabrica que nos estuvo contando que mas proyectos tenían para estos deliciosos productos. Nos llevó a una pequeña tiencedita que tiene para el público, la cual os mostraré ahora mas adelante y nos contó que ahora en el obrador de una tahona cercana le esta empezando a hacer empanadas, las cuales probé y estaban muy ricas de morcilla con manzana, de morcilla con queso y una tarta de morcilla que tenia muy buena pinta, pero no le quedaba, tampoco me supo decir a ciencia cierta los ingredientes, pero tenia muy buena cara.
También comercializa ahora los botes de morcilla de cristal con queso de Valdeón y de Cabrales, los cuales probaré y os contaré.

Bueno pues con esta entrada del blog no quiero deciros mas que si se cruzan unas morcillas de Morvega en vuestro camino, no perdáis la oportunidad de probarlas, porque son exquisitas. Comeréis unas morcillas diferentes a las que estáis acostumbrados, la morcilla de León además de famosa no es una morcilla típica cualquiera. Y que si pasáis por Sahelices de Sabero, no dejéis de pasaros por la fábrica a saludar.

También quiero aprovechar la ocasión para agradecer a Jesús, la amabilidad con la que nos trató, con el cariño que nos enseño todo y mas aún por los productos que nos regalo para que probásemos que yo aún no conocía.
Y aquí queda dicho tal y como comentamos que seguiré investigando para hacer cosas nuevas con las morcillas de Morvega y os las seguiré contando, fuera de las 12 recetas que proponen en folleto que cogimos en la fabrica con este producto. La próximo…. quien sabe cual será.